Estudio sobre "El abuelo" de Benito Pérez Galdós


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1º PARTE: PRESENTACIÓN

Autor:
           
Benito Pérez Galdós (Las Palmas, 10 – mayo – 1843; 4 – enero – 1920) es una figura cumbre de la novela española moderna y contemporánea.
           
En su infancia en Las Palmas tuvo una serie de vivencias que marcaron su vida y su obra. Su padre, Sebastián, había seguido la carrera militar y tomó parte en 1809 en la Guerra de Independencia. Esto pudo haber desempeñado un papel determinante en su apasionado interés que por la historia de España mostró tanto en sus novelas como en los Episodios Nacionales de la primera época, es decir, las dos primeras series. La madre de Galdós, muy creyente y de temperamento fuerte y autoritario, dejó una no menos decisiva impronta en su hijo. El rechazo visceral del dogmatismo y la intolerancia, sobre todo en las novelas de la primera época, bien pudo tener como punto de referencia el recuerdo de la madre.
           
Estudió el bachillerato en un colegio de moda abierto a las corrientes europeas y en el que había un ambiente liberal, lo que también dejaría huella tanto en su vida real como en su mundo de ficción. En esta etapa de su vida se entregó a la lectura de  El Quijote, libro que le influye enormemente y al que hace referencia en El Abuelo.
           
Se fue a Madrid para estudiar Leyes pero pronto aparcó los estudios para dedicarse de lleno a su creación literaria. En ese momento entra en contacto directo con el pueblo madrileño y en las charlas, tertulias... del Ateneo con los intelectuales de la época. En Memorias de un desmemoriado recordaba sus años de estudiante y que calificó de “época fecunda de graves sucesos políticos, precursores de la Revolución”.
           
Fue en Madrid donde desarrolló, sobre todo entre 1865 y 1872, una notable labor periodística. Colabora en periódicos y revistas como La Nación, Revista de España, El Correo de España, España Nueva y La Prensa, de Buenos Aires, en los que publicó sus primeras novelas. A partir de 1873, tras el éxito de Trafalgar, dejó de lado casi por completo el periodismo.
           
Fue un apasionado viajero y lo hizo por España y por Europa. Intervino en política y llegó a ser diputado en numerosas legislaturas y además fue miembro de la Real Academia Española.
           
Pero hacia 1912 empezaron a aparecer síntomas de deterioro en su vista que desembocaron en la ceguera. Fue en esta experiencia en la que se basó para caracterizar al personaje de Tito Livio en su obra Canovas.
           
Galdós escribió simultáneamente los Episodios Nacionales, novelas de ficción y, algo más tarde, también se acercó al teatro arrastrado por una instintiva atracción hacia la escena.
           
Los Episodios Nacionales aparecieron en dos momentos distintos con veinte años de diferencia entre ambos. En el primer momento aparecen dos de las cinco series y luego las otras tres. Las dos primeras series narran la Guerra de la Independencia, la Restauración monárquica y el absolutismo de Fernando VII. Desde 1879 hasta 1898 trabaja en las novelas españolas contemporáneas y tras el desastre del 98 recupera los Episodios Nacionales narrando las guerras carlistas, el reinado de Isabel II, la República y la Restauración monárquica con Alfonso XII.
           
En 1867 inicia un grupo de novelas polémicas sobre la vida de la sociedad española y sus males tradicionales. Esta serie de siete novelas provocó reacciones en contra y a favor en Madrid. Pertenecen a su etapa militante y reflejan su actitud, ideología y anticlericalismo del momento. Algunos títulos de este grupo son: La sombra, Doña Perfecta y Marianela.
           
En 1881 empieza su serie de novelas españolas contemporáneas formada por veinticuatro obras en las que se preocupa por los tipos humanos o por toda la sociedad. Algunas de estas obras son La de Bringas, Fortunata y Jacinta, Misericordia, El caballero encantado o La razón de la sinrazón.
           
Respecto a lo humano y lo artístico de sus novelas destaca que es un creador de grandes tipos. Es crítico de la vida de las ciudades y pueblos de España. Cuando se acerca al paisaje lo hace para ensombrecer aún más la íntima tragedia de sus personajes. Su gusto por los “cuadros reales” de almas y no por el paisaje se contrapone a su gusto por la pintura, gusto que le llevó a ilustrar él mismo la primera edición de los Episodios Nacionales.
           
Una de sus características es la importancia creciente que da a lo dialogal como forma de presentar sus personajes novelescos a un virtual lector de manera directa. Sin embargo, Galdós abusó de la identificación de la obra dialogada con la obra teatral.
           
Tras escribir varias novelas, entre ellas El Abuelo (1897), decidió probar fortuna con el teatro y comenzó adaptando algunas de sus novelas y de los Episodios Nacionales (El Abuelolo publicó como obra teatral en 1907) para luego pasar al puro drama esquelético, desnudo e intenso en obras como La loca de la casa, Sor Simona o Realidad.
           
El estudio de su labor como crítico teatral demuestra su temprana vocación de dramaturgo y su preocupación por la deteriorada situación del teatro español. Sin embargo, la imposibilidad de imponer sus criterios le llevó, en ocasiones, a una defensa del teatro leído y a mostrar cada vez mayor simpatía por los teatros independientes y artísticos.
           
La importancia que tuvo para Galdós la utilización de la literatura como forma de adoctrinamiento condicionó en exceso su práctica teatral, llevándole a supeditar el desarrollo de los dramas y comedias a las ideas que pretendía difundir.
           
Como ya hemos señalado anteriormente, Galdós pertenece al movimiento realista que surge como reacción contra el lirismo y el exceso de imaginación y de artifiosidad del romanticismo. Se trata de un tipo de literatura de profunda crítica social a través de la minuciosa descripción de los defectos de la sociedad.
           
En Francia destacan Balzac y Flaubert. En Gran Bretaña es Dickens su más destacado representante. Y en Alemania son Séller y Fontane en la novela y Hauptmann en el teatro. En España Benito Pérez Galdós representa sus máximas cualidades como acercamiento vivo a la realidad española de su tiempo.
            El Realismo intentó reflejar los resortes psicológicos de los personajes en relación con el ambiente. La supremacía de éste y sus factores materiales como determinantes exclusivos de los personajes lleva a una estilización denominada naturalismo



Obra:

Con "El Abuelo", de Benito Pérez Galdós, nos encontramos ante una obra que trata temas que van desde la tradición hasta la búsqueda de la verdad pasando por otros como el amor o el odio. A través de la variedad y multitud de personajes muestra los distintos puntos de vista que aparecen en la obra acerca de dichos temas. Además, la acción principal (la búsqueda de la verdad por parte del conde de Albrit) está acompañada de acciones e historias paralelas (la historia de la condesa o la de don Pio, por ejemplo) que se relacionan entre ellas y hacen de esta novela dialogada convertida en teatro una obra de gran interés tanto por su contenido como por su forma. Es una obra amena que permite al lector ir recreando en su mente toda la historia creando un mundo imaginario en el que, a medida que avanza en la lectura, se van sucediendo las situaciones que el autor ha plasmado en el papel.

Podemos destacar la facilidad con la que Benito Pérez Galdós crea una gran variedad de personajes de los que, aunque tenga poca importancia no se podría prescindir de ninguno porque la obra quedaría incompleta. También hemos de destacar la variedad del lenguaje que emplea según el personaje, es decir, que a través del lenguaje de cada uno nos hacemos una idea muy aproximada del tipo de hombre o mujer que Galdós tenía en su mente a la hora de crear esta obra.

Para terminar, invitamos a todo el mundo a que lea esta interesante obra y descubra en ella un mundo de sentimientos y sensaciones que Galdós ha conseguido plasmar y transmitir a la perfección hasta tal punto que acaba provocando en el lector la sensación de haber vivido la historia en lugar de simplemente haberla leído.


2ª PARTE: ANÁLISIS

Argumento:

El personaje principal, El conde de Albrit, de unos 70 años, y es la figura trágica de la obra. Después de permanecer largo tiempo en América, regresa a su hogar cuando lo ha perdido todo. Su deseo es descubrir cual de sus dos nietas es bastarda, ya que no es hija de su fallecido hijo. Su finalidad es darle su título de nobiliario a su verdadera nieta.

Personajes:

Conde de Albrit:

Don Rodrigo de Arista-Potestad.
Señor de Jerusa y de Polan.
El abuelo.

El abuelo ( título designado por el propio autor para nombrar su obra) es el protagonista de la novela, es el personaje principal. Por este motivo Benito Pérez Galdós refleja en él todos los valores que quiere resaltar a lo largo de su obra. En torno a este personaje van a girar todos los demás, es el lazo de unión del resto de los personajes.

La descripción  del Conde la realiza Galdós al comienzo de la novela, en la escena IV de la Jornada primera. “Es un hermoso y noble anciano de luenga barba y corpulenta figura, ligeramente encorvado. Revela la ruina y acabamiento de una personalidad ilustre”. Incluso en esta escena, cuando las nietas lo ven, no lo reconocen y  lo confunden con un mendigo. Aquí podemos ver la pobreza en la que ha caído el anciano. Ha pasado de ser rico y respetable a ser pobre y que lo traten como tal. Le cuesta enormemente asimilarlo, sobretodo se ve en sus relaciones con la mayoría de los personajes, como con Gregoria y Venancio, sus antiguos criados, a los que el Conde no puede evitar dar órdenes. Pone sus principios por encima de cualquier persona hasta el punto en el que nadie puede convencerlo, solo pueden las circunstancias.

Se trata de un hombre mayor, nostálgico, que revive constantemente el pasado y tiene una antigua y estricta escala de valores estando a la cabeza el honor familiar. Es también honrado, orgulloso, con un fuerte temperamento,  testarudo, un poco vengativo, sincero, directo, etc. Pero, desde luego, Galdós consigue que lo acabemos cogiendo cariño y a su vez algo de lástima,  que lo comprendamos acercándonos  sus sentimientos y emociones.

Los demás personajes lo toman en muchas ocasiones por loco, el abuelo se relaciona con “El Quijote” de Cervantes, e incluso Galdós hace alusión a esta semejanza en la novela.

La obsesión o deseo del Conde es saber cuál de las dos niñas de Lucrecia tiene su sangre, cuál de las dos es la pura y cuál es la que deshonra a su familia. Esta duda nos intriga constantemente en la obra hasta el final de ella. En el fondo termina queriendo a las dos pero se acaba quedando con Dolly, que es la nieta “falsa”, pero para él la más buena y cariñosa.
           
El Conde posee unos principios que parecen que pertenecen a una época pasada, pero se acaba amoldando a la actual para conseguir y encontrar su felicidad. Tiene en su interior una constante contradicción entre esos valores tradicionales y los actuales, entre la apariencia y la verdad, entre el cariño y la amenaza del deshonor. Pero va a ser el amor el que va a vencer a todos los demás valores, esto lo entrevemos en las líneas de Galdós. También el autor a través de este personaje va a criticar la importancia que tiene en la sociedad la riqueza material para poder respetar y ser respetado.
           
El anciano representa una figura trágica y lamentable. Su ceguera es simbólica (solo ve aquello que quiere o que él considera grande), igual que es simbólico el nombre despectivo con el que le nombran los demás personajes debido al miedo que le tienen: tigre, león... Y a este tigre lo quieren encerrar, algo que no consiguen durante la obra. Su relación con Lucrecia es muy tensa y dura, aunque al final flota un ambiente de perdón y cariño. Con los demás personajes tampoco tiene buena relación exceptuando las niñas, la Marqueza y Don Pío, con el que tiene el tema de la vejez en común y con el que comparte la mayoría de sus más íntimos pensamientos y sentimientos.

La condesa:

“Es mujer hermosa,  de treinta y cuatro años, del tipo comúnmente llamado interesante, mezcla feliz de belleza dulzura y melancolía: castaño el cabello el rostro alabastrado, de un perfil elegante precioso modelo de raza anglosajona recriada en América...”en este principio ya se resaltan dos cosas, que es bella y que es extranjera, es un personaje un tanto oscuro, no conocemos su pasado, que apenas se vislumbra por los cotilleos que circulan por el pueblo, durante mucho tiempo en la obra aparece como algo distante, esta lejos pero no sabemos que hace, todo su comportamiento crea, cuanto menos intriga. Por otro lado una de las cosas más importantes, refiriéndose a ella, es su sórdido pasado, del que tenemos sólo los datos justos.

Aunque al final acaba arrepintiéndose, se nos presenta como un personaje bastante atacado, en su intención moralizante, Galdós arremete contra ella y la relajación moral de la clase aristocrática que representa. Se muestra también despreocupada con sus hijas, primero tiene que resolver sus problemas o solucionar sus asuntos, al final incluso no le importa que una de ellas se quede con su abuelo, solo las quiere para que su cariño cure las heridas.

Por otro lado es muy poderosa en Jerusa y de algún modo sucede al conde, todos la respetan o la temen y por ello no se atreven a atacarla por su mala fama. El conde la odia porque le culpa de la muerte de su hijo, con el que estaba casado, aparte de la infidelidad que la caracterizo durante su matrimonio, que trajo consigo la hija espuria que busca desesperadamente el conde. Los enfrentamientos entre el conde y Lucrecia son muy duros y este la desprecia y le recuerda constantemente sus errores intentando que en un momento de desesperación le diga la verdad que ansía saber.

Es por  esto un personaje muy maltratado y atacado en la obra y sólo al final cuando se arrepiente de sus errores y deja que Dolly se vaya con el Abuelo parece que se alivia la tensión que le rodeaba  y todo queda en paz.

Comparándola con el Abuelo, es también orgullosa, consciente de su poder, de la influencia que tiene y consciente de que se tiene que hacer respetar.

Nell y Dolly:

Toda la trama de “El abuelo” se basa en 4 personajes, el conde, la condesa y las dos niñas.

El conde de Albrit trata de descubrir cual de las dos niñas es ilegítima y en un principio se basa en los caracteres.

Así desde un primer momento Galdós al describir a las niñas ya tiene en cuenta este futuro detalle y al describir a las niñas lo hace resaltando sus muchos puntos en común llegando incluso a decir que mucha gente las confunde con gemelas.

Hay, sin embargo, puntos que las diferencian claramente. Desde un principio se ve como Nell  es más responsable, muestra mas interés por el estudio. Dolly, sin embargo, tiene una personalidad mas fuerte, se deja influir menos, quiere estar con su abuelo y acaba fugándose para ir con él.

Son ellas el elemento principal para que este argumento se desarrolle, representan el dilema entre el honor y la pureza de raza o el amor, que encarna el protagonista principal (el abuelo) y la obra en sí. 

Sus nombres son también indicativos de lo que pasará a lo largo de la obra, Leonor y Dorotea son los originales pero su madre las llama con los diminutivos ingleses Nell y Dolly y así las llaman en Madrid y en Jerusa (según la obra) Quizá el empleo de los diminutivos se use para resaltar la juventud de estos personajes que, aún así, van creciendo a lo largo de la obra, al principio juegan alegremente en el bosque, y no quieren estudiar y al final se hacen mas responsables, como conocedoras del problema entre su madre y su abuelo y cada una toma su decisión acatando todas sus consecuencias.

Pero en los propios diminutivos parece haber cierta intencionalidad: la preferida del Conde, la supuesta heredera auténtica durante mas tiempo a lo largo de la obra es Dolly (en ingles muñequita) se muestra más tierna, mas niña y acaba yéndose con el abuelo, sin embargo, Nell (el nombre, no cabe duda, es más frío), que acaba resultando la verdadera, desde que el abuelo la supone falsa y la comienza a despreciar se muestra mas distante, como si se hubiera independizado del amor de su abuelo con el desengaño.

Así al final cuando se descubren totalmente sus personalidades, con las que Galdós va jugando durante toda la obra, intercambiándolas, y confundiendo totalmente al abuelo y a fin de cuentas al lector, acaban siendo lo contrario de lo que se espera, Nell se parece mas a su madre, le atrae la vida en la sociedad aristocrática, es menos emotiva (al final se acerca a su abuelo y le aconseja que se encierre en el monasterio de Zaratán) y al final cuando acepta de buen grado el matrimonio que le propone su madre con un desconocido demuestra su mentalidad adulta, sin embargo, Dolly con su personalidad tierna y amorosa, acaba queriendo a su abuelo mas que a su madre y prefiere defenderle.

Un elemento importante de la obra es la afición de Nell por la pintura que desencadena el hecho de que sea considerada bastarda por su abuelo, este elemento discordante con las muestras de bondad y nobleza de una y de otra a lo largo de la obra que hacen  que el abuelo se decante por una y por otra alternativamente.

El médico y el cura:

El Médico (Don Salvador Angulo), la primera vez que aparece en la obra es descrito como: ”joven pequeñito de conjunto simpático y mirar inteligente” cuando va a ver al conde la primera vez según la obra “viene de levita y sombrero de copa, el cual revela en su forma de ser  prenda de respeto, usada tan solo de año en año en ocasiones muy especiales”. Forma pareja con el cura y parecen dos amigos inseparables, representa la clase media-alta de la sociedad de Jerusa, los dos son supuestos amigos del Conde pero según se suceden los acontecimientos se demuestra que están mas interesados en manipularle que en su amistad, como harán cuando pretenden encerrarle en el monasterio de Zaratán. Siempre están alrededor del Conde y parecen querer entretenerle, se muestran interesados en los asuntos referentes a la condesa. Mas bien parecen enviados de la condesa para controlar al conde.

En la primera aparición del medico, se hace notar que ha sido el conde el que le ha pagado la carrera, quizás para señalar una vez mas que todos están de alguna manera en deuda con él. El medico parece en la obra la representación de la ciencia en Jerusa, es el que más sabe de esos temas pero no parece haber tenido mucho éxito, a pesar de que el cura dice que es muy notable en su trabajo.

El cura por otra parte representa una critica a la iglesia, Galdós los describe como un “hombrachón de buen año, de aventajadas dimensiones y enormemente barrigudo, sin carecer por eso de cierta agilidad y soltura de miembros. Su cara es arrebolada, su boca risueña, su nariz como un pico de garbanzo, sus ojillos pillines...” parece el típico hombre de vida mas que sana y existencia relajada, bastante contrario, por ejemplo al prior del monasterio de Zaratán que parece mas entregado a los temas espirituales, el cura, sin embargo, a lo largo de la obra no se preocupa demasiado por los asuntos eclesiásticos y cuando lo hace es solo para formalidades, gusta mas de la buena comida el buen vino y los asuntos entre Lucrecia y el conde. Según el libro siempre a bien vestido con su sotana impecable, lo que también da muestras que no tenía dificultades económicas. Es un personaje respetado en todo el pueblo y pese a su supuesta religiosidad no se diferencia en casi nada del resto.

Senén:

Criado que fue de la casa Laín; después empleado. Hombre ambicioso, elegante, de falsa humildad, de aparente discreción, hipócrita, testarudo, cara dura, en el fondo lleno de cobardía. Aparenta constantemente ser risueño y galante, todo un caballero por fuera.

El mayor propósito de este personaje es ir ascendiendo de status social, lo hace y lo consigue mediante el chantaje, es decir, con formas sucias.

Senén cuida mucho su lenguaje con la intención de parecer fino y aristócrata.

Galdós lo crea para hacer una crítica a esa parte de la sociedad que intenta ser aristócrata pero que en realidad no es noble, sino sucia. Este personaje aparenta ser lo que no es con sus angustiosos e insoportables perfumes y con su elegante vestimenta. El autor introduce también este personaje clave para criticar el egoísmo y el interés personal de algunos individuos.

Representa la aparente riqueza por fuera y la mayor pobreza espiritual, por dentro.

La relación con los demás personajes se mueve por los intereses, a favor de sus propios beneficios. Valora a la gente según su riqueza material.

Su filosofía de vida está en torno al lujo y a la diversión. Como él mismo dice “tiende a ganar dinero, mucho dinero”.

Es uno de los pocos personajes que se enfrenta a los personajes principales como son el Conde y la Duquesa y lo hace debido a que, junto con estos dos personajes, es el único que sabe el gran secreto que se oculta hasta el final de la obra: que la nieta verdadera es Nell, siendo Dolly la falsa.

Don Pío Coronado:

Profesor de las niñas Nell y Dolly, se encarga de la educación de ambas, pero su excesiva bondad le impide imponerse y por lo tanto las niñas no aprenden casi nunca las lecciones.
           
La característica esencial de este personaje y lo que ha querido transmitir Galdós es la bondad, y como comenta en un diálogo con el Conde, la bondad siembra maldades. Se siente desgraciado, viejo, inútil, sin carácter... y por ello ni sus hijas le tienen respeto y le maltratan.
           
Por su bondad hace lo que los demás quieren que haga, y en cierta forma tiene miedo a los demás personajes. Es muy sumiso y obediente.
           
No tiene carácter, lo reconoce. Y la bondad le ha llenado de desgracias que culminan en su deseo de perder la vida, de suicidarse con la ayuda del Conde porque ni siquiera él solo tiene valor para decidirse en ese último momento. Quiere así conseguir la paz e ir al lugar que le corresponde, el cielo, porque hasta él mismo se considera un ángel.
           
Es tan bueno que es incapaz de desobedecer y por este motivo casi nunca decide por sí mismo, y cuando decide no puede imponerse. Debido a esto, el final no es trágico y Don Pío no termina arrogándose al mar, porque obedece al Conde. No puede hacer lo que le place, es un hombre sin valor ni coraje, sin decisión.

Representa la bondad más pura y  solitaria. El autor  da bastante importancia a este personaje, incluso puede que sea el más importante después del protagonista. Es su personaje “apoyo” en esta obra.

La novela finaliza con una frase suya que hace pensar bastante al lector: “el mal.. ¿Es el bien?”. Representa la eterna pregunta que acecha al individuo entre el bien y el mal.

Venancio y Gregoria:



Venancio y Gregoria, son los dueños de La Pardina, donde se hospeda el Conde. Venancio, fue antiguo colono antes que propietario, como especifica el autor, lo que recuerda su origen humilde, en cierto modo parecido al del alcalde. Según Galdós, "Son marido y mujer, de más de cincuenta años, ambos regordetes y de talla corta, de cariz saludable, coloración sanguínea y mirar expresivo. Pertenecen a la clase ordinaria que ha sabido ganar con paciencia sordidez y astucia una holgada posición y descansa en la indiferencia pasional y la santa ignorancia de los grandes problemas de la vida. El rostro de ella es como una manzana y el de él como una pera de las de la piel empañada y pecosa (...) se aman por rutina y  apenas se dan cuenta de su felicidad  que es un bienestar amasado en la sosería metódica y sin accidentes...”

Son, por tanto, dos personajes humildes y sin preocupaciones que se dedican a lo suyo sin complicaciones, sencillos y despreocupados, atrapados por la rutina, rutina que se rompe con la llegada del conde, quien incomoda constantemente a ambos con su soberbia y su pretensión de ser servido constantemente, incapaz de aceptar su actual situación.

Están al cargo de las hijas de Lucrecia a la que tienen gran respeto, son ambiciosos y aunque se han enriquecido parcialmente siguen igual de pobres en su interior.

Venancio se enfrentara varias veces con el conde, llegando hasta la agresión por parte del abuelo. Al final, tras descuidar los cuidados que el conde espera, ante la indignación de las dos niñas, el conde se acabara marchando.

La humillación que sufre el conde a lo largo de la obra por su gloria marchita, no tendría sentido sin estos dos personajes. Mediante ellos Galdós demuestra la dificultad de asimilar una caída de clase social.

El pueblo, sin embargo, les apoya, como se ve en la actitud del cura y el medico
Hay una cierta relación entre Gregoria y Consuelo, ambas son igual de curiosas y de cotillas. El lenguaje de ambos es popular lo que refleja su origen humilde.

El alcalde:

Galdós lo describe como un señor macizo sanote y jovial que intenta parecer brutote, de origen humildísimo pero que trabajando honradamente acaba siendo rico y millonario por una herencia.

En la obra se nos muestra a un personaje de baja cultura, casi pueblerino pero que no se avergüenza de ello y en muchos casos lo utiliza como excusa para decir lo que piensa sin reparos, esta muy orgulloso de la posición que ha conseguido gracias a su duro trabajo y en ocasiones se lo recuerda al conde cuando este en uno de sus ataques de soberbia marchita, hace alusión a su humilde pasado.

El Alcalde se hizo rico trabajado y millonario por una herencia (es un dato cuanto menos curioso que su apellido sea Monedero) parece que junto con Venancio es uno de los personajes destinado a recordar al conde su pobreza actual pues sus vidas han recorrido trayectorias opuestas, aunque el conde en ocasiones se ríe de su empresa de fideos, que le ha dado la fortuna, e incluso cuestiona su honradez poniendo en entredicho la calidad de su mercancía.

La Alcaldesa:

Su nombre es Vicenta, mujer del alcalde y, al contrario que su marido, pretende emplear siempre un lenguaje extremadamente fino y ser políticamente correcta.

Galdós la describe en la escena II de la jornada segunda como una señora enjuta y menudita, con intención de parecer fina en todos sus actos, elegante.
Intenta o aparenta ser honrada y discreta pero la encantan los chismorreos y la puede la curiosidad, ésta la sacia mediante Consuelito, por ello tiene una buena relación con este personaje.

Respeta y alaba a su marido. A Lucrecia también la respeta aparentemente, y en cierto modo la admira y piropea.

Galdós quiere representar a través de ella la aristocracia con orígenes pobres y humildes, en este sentido este personaje se relaciona claramente con Venancio y Gregoria.

Consuelo:


Viuda rica, chismosa, hipócrita, indiscreta. Entra en la vida y en la intimidad de los demás personajes y para ella es una forma de ganar la vida, un tipo de negocio. Es muy manipuladora ( un claro ejemplo es cuando al final de la obra persuade a Nell para que convenza al Conde de que el mejor sitio donde puede estar es encerrado en Zaratán)

Es el centro de información y de opinión de todos los chismorreos. Por ello es una mujer muy curiosa y preguntona, a la que la avergüenzan muy pocas cosas, un personaje muy directo, superficial, lleno de envidia y pendiente de la reputación y del qué dirán.

Según el propio personaje “la curiosidad es hija de Dios y de la curiosidad nace la historia y la ciencia” y también “es muy discreta y no le gusta meterse en vidas ajenas”. Pero en realidad para ella no saber la vida o actos de los demás es una ofensa y por ello tiene espías por todas partes.

Situándonos en el interior del personaje, podríamos afirmar que actúa así debido a que le encanta ser el centro de atención y a que no encuentra otro modo de emplear su tiempo libre, de esta forma se mantiene distraído.

Su relación con los demás personajes es muy parecida ya que a todo el mundo critica igual y por ello no se puede hablar claramente de que tenga amistad con alguno de ellos. Sí tiene un mayor acercamiento a la alcaldesa ya que a ésta también la interesan los chismes, es una de sus mejores “clientas”. Consuelo se asemeja bastante a Senén, los dos se basan en el chantaje para conseguir sus propios intereses.

Galdós refleja y critica a través de este personaje secundario la parte superficial de la sociedad.

La Marquesa:

Viuda campesina pobre. Las niñas ( Nell y Dolly) la llaman cariñosamente “ tía Marqueza” y nombran su “casucha” momentos antes de que el personaje entre en escena. Es notable lo pobre y humilde que es su vivienda y Galdós nos lo presenta en la descripción al comienzo de la escena IX de la jornada tercera.
           
Es una mujer llena de nostalgia por la muerte de su marido y por la distancia que la separa de sus hijos. Según el mismo personaje no tiene nada que ofrecer mas que palabras tristes, en este aspecto puede relacionarse este personaje con el protagonista, al cual demuestra un admirable respeto y admiración. También muestra mucho cariño a las niñas, y éste, es recíproco.
           
La Marqueza se siente vieja y triste, admira la juventud y belleza y en ocasiones, resulta algo filosófica.
           
Podríamos afirmar que Galdós ha creado este personaje para sintetizar en una misma personalidad humildad, pobreza, nostalgia, bondad..., es decir, para reflejar en cierta forma la vejez y pobreza más pura.

El Prior de los Jerónimos:

Es el encargado de la reclusión del conde en el monasterio de Zaratán, es un hombre pacífico pero su fortaleza, y quizás su nombre (Padre Maroto) señalan su tendencia autoritaria.
Aunque vive en el monasterio esta influido por los personajes de Jerusa pues actúa de acuerdo con su voluntad y como herramienta suya cuando se convierte en el instrumento del encierro.

Uno de los momentos más tensos de la novela se desarrolla en el convento  cuando intentan recluir mediante la fuerza al conde en un choque en el que se demuestra que nadie es capaz de enfrentarse a él y en el que al final sale a la superficie la buena voluntad o quizá el miedo de los monjes.


Temas:

Jerarquías sociales:

En el tema de las jerarquías, vemos bien diferenciados todos los estratos de la sociedad. Cada personaje toma una forma integra en el escalón en que se encuentra. En la actitud del conde de Albrit, se ve claramente como por pertenecer a la alta sociedad, se considera una persona de gran valía, y con honor. Tiene siempre en cuanta su situación de persona desamparada, que vive en una casa ajena que un día fue suya, y esto condiciona su comportamiento.

Al tratar el tema de la sociedad no tiene más remedio que referirse a toda la sociedad. De lo contrario su obra bien se vería truncada, bien se haría selectiva. La sociedad como materia novelable, es la mejor y más escueta definición de realismo. A la inmensidad “ horizontal ” de la sociedad, Galdós da una respuesta vertical. Los personajes son esa sociedad llena de hipocresía que ve Galdós.

Búsqueda de la verdad:

Este tema lo utiliza para llevar al lector a una ilusión. El conde de Albrit necesita saber cual de sus dos nietas es la verdadera. Se beneficia de la duda, para poder creer que la nieta que más quiere a su abuelo no es bastarda. Gracias a esta duda aparecen el resto de temas por medio de las actitudes de los personajes. Galdós ha sido descrito como un escritor inquieto, siempre persiguiendo una verdad evasiva. El tema principal, presenta una realidad polifacética y nunca enteramente desvelada.

Valor del dinero:

Encontramos una dependencia de todos los personajes, no solo a su clase social (de ahí su comportamiento) sino también a la situación económica en la que se encuentran. Vemos las alusiones del conde de Albrit en varias ocasiones de cómo es una persona que lo ha perdido todo y cómo por ello se comporta de una determinada manera. Gregoria y Vicente (los antiguos sirvientes del conde) al verse en una posición acomodada, sin problemas económicos también se comportan de forma diferente de lo que se comportaron en el pasado con el conde de Albrit.


Crítica a la Iglesia:

Clara crítica a la Iglesia con la hipocresía que muestra el cura de Jerusa, Don Carmelo, ante el conde de Albrit. En todas las escenas en las que aparece un cargo eclesiástico deja bastante que desear ( un ejemplo claro sería cuando sale el Prior de los Jerónimos) Se quedan muy lejos de ejemplo de bondad, desinterés o sobriedad los personajes relacionados con la Iglesia ( como en el buen ver y gran apetito que tiene Don Carmelo)

Amor:

Amor como uno de los motores del mundo. Por encima de todo lo material, en el caso de ser una persona con corazón, como el conde de Albrit.

En el discurso de ingreso en la Real Academia de la lengua, Galdós dijo: “Imagen de la vida es la novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño…”

Esto se puede aplicar a su concepción de amor en la obra. Donde los caracteres humanos nos cautivan, como Dolly cautiva con su cariño a su abuelo. El amor fraternal del conde de Albrit hacia su nieta bastarda se pone muy por encima de ese título nobiliario, que tanto ansiaba dejar de herencia a la verdadera nieta al principio de la obra.

Honor:

Venos el honor como motor a esa búsqueda de la verdad del conde de Albrit. Ocupa un puesto importante ya que los personajes quieren poseerlo, o por lo menos aparentar poseerlo.

Infidelidad, odio humano:

La parte oscura del ser humano también es mostrada en esta obra. La infidelidad de  Lucrecia, condesa de Laín, es la causa del problema en el cual se encuentra el conde de Albrit.

Análisis de los temas en relación con el Realismo:

Sus novelas son la cumbre del realismo español, y esta obra entra dentro  de su última etapa de novelas dialogadas.

En los temas también vemos la culminación del realismo. En los aspectos de temática y el de la cantidad corresponden a las normas de innovación y totalización, ejes de la estética realistas. Galdós capta la complejidad de la realidad.

Este movimiento literario aparece en la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia de circunstancias sociales de la época: La consolidación de la burguesía como clase dominante, la industrialización, el crecimiento urbano y la aparición del proletariado.

Las características básicas del realismo, se cumplen en los temas anteriormente citados:

- Eliminación de todo lo subjetivo, hechos fantásticos o sentimientos que se alejen de lo real.

- Análisis riguroso de la realidad. El escritor nos ofrece un retrato riguroso de lo que observa.

- Los problemas de la existencia humana, tema fundamental de la novela realista; esa es la consecuencia del sumo interés por la descripción del carácter, temperamento y conducta de los personajes.

- Novela en la que se analiza minuciosamente las motivaciones de los personajes y las costumbres.

-  El novelista denuncia los defectos y males que afectan a la sociedad y ofrecen al lector soluciones para detenerlos. Cada autor según sus ideas muestra lo que para él es un mal de la sociedad.


Galdós abordara todos los temas, desde los que se refiere a los temas estructurales de la sociedad, la política, la economía, las clases sociales…hasta los aspectos individuales relacionados con la psicología y la fisiología.


Técnica literaria y estructura:

            “El abuelo, es una obra teatral. Lo curioso, es que Galdós quiere hacer de ella una novela, pero se sirve del teatro para contar la historia, porque su diálogo proporciona más eficacia y condensación al contenido.

            Galdós busca hacer de esta obra un drama familiar situando a los personajes en un lugar imaginario, desarrollándose la obra en la Villa de Jerusa, en una antigua granja que perteneció a los estados de Laín: La Pardina.

            Al comienzo de cada escena, el autor describe al lector dónde se sitúan y qué están haciendo cada uno de los personajes en cada momento, así como una breve, pero concisa descripción de cada nuevo personaje que aparece en escena por primera vez en la obra. Es decir, Galdós obsequia al lector con una síntesis, bastante escueta, de lo que a continuación va a narrar, de los personajes y lugares en los que la escena se va a desarrollar (descritos de forma muy detallada, de forma que el lector llega a imaginarse de forma muy realista el lugar de la obra) Con esta síntesis, Galdós se asegura el control de hechos y personajes en cada momento. Es por ello un narrador omnisciente.

            La introducción de los personajes es bastante natural. El autor no introduce  a todos ellos en las primeras escenas, sino que éstos aparecen de forma gradual a lo largo de la obra. Hay que destacar que todos los personajes tienen cierta relación entre sí, por lo que todos ellos son de suma importancia para el desarrollo de la trama.

Al tratarse de una obra de teatro, “El abuelo” se compone, principalmente de diálogos entre sus personajes (diálogos muy fluidos, y de los cuales no se puede prescindir, pues entre ellos existe una relación muy directa) Una forma clara de darnos a conocer el pensamiento de los personajes, a través de su propia boca, es el monólogo interior, que se repite varias veces a lo largo de la trama. El personaje con el que llega a tener mayor importancia este tipo de monólogo, es el abuelo, al que podemos ver comentando sus pensamientos consigo mismo, ante la duda de quién será su verdadera nieta, hija de su hijo.

            La trama de la obra tiene su origen en un pasado que se ofrece al lector de forma borrosa. Todo ello para aclararnos el conflicto de ésta obra, que se desarrolla, en su totalidad, en el presente. Aunque eso sí, los personajes invocan recuerdos de su pasado, que ayudan al lector a comprender mejor el por qué de las cosas, pero todo ello narrado desde el presente.

            La obra contiene un pequeño prólogo del autor, donde nos plantea la duda de cómo encasillar los géneros literarios. Pretende con ello, que no se encasille su relato como una obra teatral, sino como una novela.

            El libro está dividido en cinco jornadas. Cada una de estas corresponde a un día completo, por lo que la historia se desarrolla en cinco días. Cada trama, a su vez, está dividida en diferentes escenas. Galdós crea una nueva escena cada vez que un nuevo personaje entra en acción, u otro personaje abandona la escena.
           
Primera jornada: en las primeras escenas se presentan las bases del drama y en las escenas restantes se introducen de forma paulatina los personajes con mayor relevancia en la historia (Conde de Albrit,  Nell y Dolly)

Segunda jornada: aparece la figura de Lucrecia, Condesa de Laín, y comienza a desarrollarse el nudo de la obra.

Tercera jornada: alcanza aquí la obra el punto máximo de la trama.

Cuarta jornada: finaliza aquí el nudo de la trama, dando paso a la quinta jornada.

Quinta jornada: es en esta donde tiene lugar el desenlace final de la obra, desenvolviéndose la trama familiar y llegando a una conclusión.

            La obra puede resultar un poco extensa para ser representada (recordemos que el autor no escribió ésta para ser representada) aunque si consideramos esta como una novela, nos encontramos ante un relato corto y condensado.


Bibliografía :
Historia de la literatura española, J. M Alberich, ed. Cátedra.
Historia breve de la literatura española en su contexto, ed. Playor.


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1 comentario:

Emilio Pineda E. dijo...

Recién ví la película con Fernando Fernán Gómez y me resultó muy interesante. Agradezco el texto que aquí acabo de leer; me enriqueció enormemente la comprensión y disfrute del film. También me sirvió para seguir conociendo la obra de Don Benito Pérez Galdós a quien admiro mucho. He leído las treinta novelas de las tres primeras series de "Los Episodios Nacionales" y finalmente empiezo a comprender la compleja Historia de la España del siglo IXX; leeré las 16 novelas restantes con interés de aprender y seguir disfrutando. Gracias de nuevo.

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